- 07 Febrer, 2017
Simpatía y empatía
La empatía la podríamos definir como la capacidad de “ponerse en el sitio de los demás” mientras que la “simpatía” es una inclinación afectiva entre personas que nace de forma espontánea. Depende de cada situación, las diferencias se hacen más palpables.
La empatía está englobada dentro de la inteligencia emocional, y por tanto, se puede aprender a través de la experiencia, aunque no es un aprendizaje fácil. Es decir, a medida que la persona construye relaciones personales, va construyendo paralelamente empatía y va mejorándola con el transcurso de la relación. En cambio, la simpatía no requiere aprendizaje y surge de forma espontánea en la persona. Vistas sobre el papel, son conceptos diferentes, pero en la realidad podemos llegar a confundirlos, ya que podemos sentir simpatía por una persona, pero también, empatía.
¿Cómo trabajar la empatía?
Es fundamental no emitir juicios de valor y saber escuchar para reconocer las emociones de la otra persona. La ayuda también es un factor imprescindible.
Por su parte, la simpatía no va tan al fondo de la cuestión, ya sólo se centra en una parte más superficial de la relación donde encontramos las risas, el buen rato y aquellos aspectos más “banales” de toda persona. Con esto no queremos decir que “ser simpático” no nos ayude en nuestro día a día, sino que nos ayuda a mejorar nuestras relaciones.
También en el plano laboral podemos trabajar la empatía para generar mejores sinergias en el equipo. Para ello, es adecuado preguntar y mostrar interés y aportar en el proyecto con opiniones constructivas.
Así que, para sentirnos mejor con nosotros y las personas que tenemos a nuestro alrededor, debemos generar empatía con los demás, además de ser simpáticos. Que como habéis visto, no es lo mismo…